Que un acontecimiento sea “para alquilar balcones” refiere a que se trata de algo suficientemente importante como para no perdérselo. Suele decirse de ciertos encuentros deportivos o de algunos espectáculos artísticos. La frase nos remonta a una práctica europea de hace pocos siglos atrás, cuando era frecuente que se alquilasen los balcones de algunas casas o edificios (ubicados alrededor del sitio en que se iba a desarrollar el evento) para poder visualizar algún hecho trascendente. El epicentro de aquellos acontecimientos tan convocantes eran las plazas principales de las ciudades o pueblos. Los motivos de la atracción popular eran variados, como una ceremonia o una procesión, y no era una rareza que el espectáculo consistiese en la ejecución de un condenado a muerte.
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