Originada en la sabiduría de los hombres de campo. Para que las cosas funcionen con corrección, se nos anticipa que debemos hacerlas respetando un debido orden. Claro, el dicho ideado no es para nada sutil y parece dirigido a estúpidos, ya que para expresar tal pensamiento, se funda en la relación lógica entre el carro y los caballos: nunca va a andar como queremos un carro en el que los caballos van ubicados detrás del mismo.
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