Refiere a no perder de vista las posibilidades reales que presenta una situación, a ser conscientes de las variables que se dan juego en una circunstancia, a no hacerse más expectativas de las que corresponde. La frase recomienda manejarse con raciocinio, con precaución, evitando ilusiones absurdas o desmedidas. La idea de “mantener los pies sobre la tierra” supone no despegarse del suelo, con el fin de indicar que no debemos volar con la ilusión o la fantasía. Se aplica a modo de freno ante el entusiasmo exagerado que pueden provocar ciertas oportunidades evaluadas como favorables.
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