Una vez más se hace presente la religión en un adagio o refrán. Ahora estamos en presencia de un dicho que recrimina la actitud de aquellos que, ante un problema, se ofuscan de tal forma que tienden a enojarse y a responsabilizar a todos por lo ocurrido, sin discriminar entre los verdaderos responsables y los que nada tuvieron que ver con el asunto. En términos religiosos, los justos (los buenos) terminan pagando las consecuencias de lo que hicieron los pecadores (los malos).
Deja un comentario