Su autor es Plutarco (h 50-120), pensador e historiador griego que, podría decirse, se especializó en temas vinculados con la moral. Por la posición que ocupaban las mujeres de los césares, estaban obligadas a mantener las formas, para evitar cualquier tipo de comentario mal intencionado, por parte de sus pares y aún por parte del pueblo. No vaya a creerse que todas atendieron estas razones, ya que hubo casos como el de Mesalina (25-48), la mujer del emperador Claudio (10 AC-54), que era y parecía, pero no honrada precisamente. La extensión de esta milenaria cita hizo que también se la use en su versión más corta: “Ser y parecer”. En la actualidad se recurre a ella para prevenir a cualquier persona que, por su forma de comportarse o lucir en público, pueda prestarse a comentarios negativos formulados por la gente. Quines no se ajustan a ciertas pautas sociales, aún siendo personas dignas y probas, pueden ver cómo se mancilla su imagen. Es un consejo que tiende a cuidarse del famoso “qué dirán”.
LA MUJER DEL CESAR NO SÓLO DEBE SER HONRADA, SINO PARECERLO
3 May, 2010 por sergiodomingo
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