En primera instancia uno cree que esto puede estar asociado a la oscuridad, que hace todo más dificultoso, pero no es tan así. No se trata de la ausencia de luz, sino que se refiere a una práctica muy antigua de los griegos. ¡Vérselas Negras!, en esos tiempos sin energía eléctrica, significaba perder una elección definida por el azar. En una bolsa, se colocaban varios trozos de madera, unos pintados de blanco y otros de negro. Cuando los candidatos sacaban del recipiente los pedazos sabían si les había favorecido la suerte (al extraer un trozo blanco) o si, por el contrario, debían esperar otra ocasión (al extraer un trozo pintado de negro). Otra versión indica que su origen está en la primera forma democrática de decidir cuestiones políticas, también atribuida a los griegos antiguos. Tal idea se adjudica a Clístenes (570-507 AC), quien ideó la votación entre los vecinos de Atenas para dirimir cuestiones de interés público a través de la colocación en un recipiente de piedras blancas (votos a favor) y piedras negras (votos en contra). Aquí ya no intervenía el azar sino la voluntad popular.
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