Uno se figura una imagen un poco exótica, en la que alguien toma a otro de los pelos y lo arrastra de forma vehemente hacia un lugar determinado. Bueno, algo de eso se ha trasladado al concepto de esta expresión que, como tantas otras, encierra una simple metáfora. Su uso se orienta a las situaciones en que, por ejemplo, alguien hace algo sin demasiado asidero, propone una solución que no cierra del todo o plantea algo que no se ajusta mucho a la realidad. Es decir, las cosas no se dan natural o armónicamente o con el consenso de todos, sino de manera forzada.
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