Frase popular de origen incierto. De manera tajante, plantea un seguro y negativo final a todos aquellos que se dedican a hacer el mal o a realizar acciones reñidas con la moral de turno. Puede afirmarse que un alto porcentaje de personas dedicadas al delito o a perjudicar a otras terminan de mala forma, pero también es cierto que muchos otros, de igual calaña, terminaron sus días gozando de los beneficios obtenidos gracias a una serie de acciones condenables.
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