Algunos asocian esta frase a Albert Einstein (1879-1955) científico alemán nacionalizado suizo y posteriormente norteamericano, autor de la Teoría General de la Relatividad y Premio Nobel de Física en 1921. El concepto inicial propuesto por Einstein versaba sobre la necesidad de intentar hasta lo más absurdo con tal de conseguir un objetivo legítimo, no respetar ciertos límites preestablecidos intentando cosas nuevas constantemente. Hoy se usa para señalar que todo puede hacerse si realmente se quiere, pero sabemos que eso resulta, paradójicamente, imposible, pues el ser humano no maneja todas las variables de la realidad. Únicamente sirve como estímulo para intentar algo con mucha voluntad.
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