El que habla pour la gallerie, expresa conceptos con el fin de provocar un efecto determinado ante un auditorio particular. El mismo orador, en otro contexto, vertería opiniones muy diferentes. Todos, de alguna forma, ajustamos lo que decimos según el público de turno, sólo que la aplicación de la frase de origen francés apunta a los casos en que el contraste del contenido del discurso es relevante. Decir algo pour la gallerie es mostrarse para la tribuna, elegir giros o ideas con un alto porcentaje de demagogia, es decir lo políticamente correcto. En la jerga callejera sería algo así como hablar para la gilada. Se dice que la expresión nace en las galerías y en los salones de la alta política francesa de antaño, cuando algunos funcionarios o allegados al poder hacían observaciones para quedar bien con los mandamás, con el único afán de adular o demostrar cierta capacidad.
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