Exclamación usada para rematar un chiste hecho a alguna persona durante el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes. La frase tradicional era: “Que los Santos Inocentes vengan en tu ayuda”. La celebración de esta festividad religiosa conmemora la matanza de los infantes por orden de Herodes I, llamado El Grande, quien al sospechar que había nacido un nuevo rey en Judea (Jesús), quiso eliminar de raíz toda competencia en el manejo de aquella región del cercano oriente, por entonces gobernada por los romanos. Aquella feroz medida, la de asesinar a los niños, no es aceptada como un hecho histórico real. Es más, a Herodes se lo ubica temporalmente como fallecido en el año 4 antes de Cristo, dato que denunciaría la imposibilidad de haber coexistido con Jesús y mucho menos de haberse enterado de su nacimiento. Como sea, aquel terrible y dudoso acontecimiento del infanticidio masivo, ha perdido por completo su cariz trágico, tanto que en la actualidad asume la forma de una broma, siempre que la misma tenga lugar en la fecha de la festividad.
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