Sabido es que muchos dichos populares tienen al oro como protagonista. Este es uno de ellos. El oro, desde tiempos muy lejanos, llamó la atención del ser humano por su color, por su perdurabilidad, por su poca abundancia, por su distinción, por sus cualidades ornamentales y, claro está, por su brillo. La expresión advierte, con un sereno énfasis, que no debemos apresurarnos a calificar o evaluar, objetos o personas, pues no todo resulta ser lo que aparenta en primera instancia. De hecho y ya que estamos en tema, existe un material llamado oropel, que no es otra cosa que un símil del oro. Parecido pero inferior.
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