De nuevo los pobres a escena. Ahora encontramos una frase hecha (es decir, armada por nuestros antecesores) para describir la situación económica de un individuo que calificaríamos como pobrísimo, a pesar de la condena de los puristas, pues la Real Academia Española (entidad que ha aceptado palabras y expresiones más insólitas) no la incluye en su diccionario. Lo correcto es decir paupérrimo. Bien, como quieran llamar al sujeto que presenta tan ruinosa situación financiera, el mismo no sólo no tiene dinero efectivo sino que no puede sacar de sus bolsillos ni la mitad de un peso. No debemos interpretar que el pobre no tiene ni cincuenta centavos (la mitad de un peso), en verdad, no tiene ni la mitad de un billete o de una moneda.
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