Esta expresión, nada delicada por cierto, presenta por lo menos dos interpretaciones muy asiduas. La primera apunta a la mala suerte, cuando las cosas se hicieron con un criterio adecuado pero el resultado no acompañó. La segunda se dirige a calificar a ciertos individuos que actúan de mala fe o persiguiendo oscuras intenciones. En esta última encontramos un mayor vínculo con el origen de la frase, pues al decir que una persona es “mala leche” se está indicando que la simiente que lo trajo a la vida ya incluía su malicia posterior, que en su propia concepción ya puede encontrarse la causa de su conducta. Sería alguien malo por naturaleza o un mal nacido. Con el sentido inverso de lo aquí expuesto, también se utiliza la expresión “buena leche”.
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