Tal actitud se adjudica a los que siempre dan la contra, para bien o para mal, a los que tienen permanente disposición para discutir o a los que son habituales transgresores de las pautas culturales convencionales. Puede tratarse de zonceras o de cuestiones muy profundas, lo importante es que no concuerdan con la mayoría. Entendemos la palabra corriente como tendencia predominante, pero más específicamente alude a la corriente de los cursos de agua. En este contexto, suele asociarse con el salmón, un pez que nace en agua dulce y que remonta ríos en busca de lugares para procrear. Esa costumbre de ir contra la corriente le ha dado la fama de obcecado. Así como los que se afanan en ser diferentes suelen pagar las consecuencias, algunos salmones también pagan un alto precio por esa obstinada práctica, pues los osos, conocedores de esa tendencia, los esperan muy cómodos en los bordes de una cascada para atraparlos sin mucho esfuerzo.
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