Muy bien formulada pero poseedora de un contenido polémico e irritante. Se desconoce su autor, motivo por el cual no sabemos si hablaba de sí mismo o era un simple concepto para cuestionar el accionar de terceros. Sin reparar en ese detalle, esta sentencia se ha convertido en un emblema oral de la hipocresía, en el resumen más preciso del doble discurso, aludiendo a los que, basados en su poder y parapetados en una ruin impunidad, pretenden que los demás cumplan con lo que ellos no pueden o no quieren.
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