Desde tiempos lejanos, en ciertas partes del Viejo Continente, especialmente en Francia y España, cada 11 de noviembre se festeja el día de San Martín, recordando a San Martín de Tours (316-397), el santo francés, y no al prócer argentino, como algunos creen. Para dicha ocasión, era regular sacrificar a un cerdo, costumbre que no obstante era anterior a esta festividad. De ahí que el sentido de la frase se extendiese luego para graficar que a toda persona le llega su hora, entendiendo esta idea como la muerte o el momento de dar cuentas.
Deja una respuesta